Para la comunicación social es importante presentar la información de manera amena, clara, divertida, llamativa y a través de diferentes formatos, sin perder de vista la veracidad y la rigurosidad de la información. El solo hecho de que el cubrimiento del paro se enfoque y se enmarque en los daños materiales causados, y no en las justas razones y motivos de la movilización, es una muestra del sesgo informativos y del reducido y exclusivo sector social al que representan.
Por: Paulo Castañeda / Democracia en la Red
Si bien ya es un
lugar común decir que los medios de comunicación no gozan de credibilidad
porque están siempre al servicio de pasiones violentas, egoístas y exclusivas,
porque denigra por conveniencia, y porque son venales e injustos, es decir
porque está siempre al servicio de los grandes conglomerados financieros que
dirigen los gobiernos, o como se diría ahora porque son medios serviles y
prepagados. Es necesario reconocer que, así como los medios impresos en el
siglo XVIII y XIX abrieron nuevos horizontes y esperanzas para la formación de
una opinión pública mejor informada e ilustrada, ahora las diferentes redes
sociales también están generando diferentes prácticas comunicativas, que están
posibilitando cambios fundamentales en la sociedad.
Si bien para
gran parte de la población, las redes sociales solo han tenido efectos
negativos, como el que cualquier persona opine y difunda información falsa y
sin ningún tipo de fundamento, las redes sociales también han posibilitado la
formación de una cultura política nueva, en un buen sector de la sociedad,
aprovechando los diferentes formatos que ofrece y que claramente son más
entretenidos, interactivos y atractivos para la gente que los medios de
comunicación más convencionales como el periódico o la televisión.
Ciertamente la
falta de filtros para publicar cualquier declaración o información, que no
presenta ningún rigor histórico, científico ni periodístico, genera confusión,
incertidumbre y desinformación, entre la ciudadanía, pero también es cierto que
a través de las redes sociales ha sido posible que surjan medios de
comunicación alternativos, que aunque probablemente no presenten la misma capacidad financiera de los medios
de comunicación hegemónicos, si presentan un tratamiento de fuentes riguroso y
responsable, y sobre todo representan un periodismo que se ejerce desde una
posición independiente frente al sistema político y económico imperante. De
hecho, tampoco se les puede acusar de presentar un lenguaje tendencioso o
panfletario, su manera de exponer las noticias presenta un tono centrado frente
a los acontecimientos que cubren.
Es necesario
aclarar que a pesar de que la gran mayoría de la gente usa las redes sociales
para el entretenimiento o divertirse con banalidades, estos medios de
comunicación han posibilitado que se difunda información, que ha ayudado a
contrarrestar las estrategias que el gobierno y los organismos de inteligencia
del ejército, desplegaron para deslegitimar la gran movilización social que inició
el 21 de noviembre. Las amenazas de saqueo y la sensación de pánico generado
por el gobierno, si bien es cierto que también fue difundida rápidamente en
cadenas de WhatsApp, por gente sin ningún tipo de criterio y prudencia, es
justo señalar que este tipo de estrategia fue ágilmente desenmascarada por una
ciudadanía que comprendió y supo prevenir que se propagara el miedo, gracias a
que está bien informada y a que ejerció un uso responsable e inteligente de las
cadenas de WhatsApp.
De ahí se
desprende que es bueno enseñar a la ciudadanía a formarse un criterio bien
sustentado para clasificar la información en medio de la oleada y diversidad de
datos que circula en las redes sociales. Aspectos básicos como la redacción, el
tono, el uso de fuentes, la ortografía, la precisión y el conocimiento sobre
los hechos relatados, son factores que es necesario enseñar a la ciudadanía a
analizar para no dejarse intimidar y manipular por la información falsa y
parcializada, que circula en las redes sociales, aclarando que la crítica de
fuentes es algo que se debe ejercer sin importar la orientación política del
medio de comunicación que la pública.
Otro hecho que
demuestra la importancia de los medios de comunicación para el ejercicio del
poder es el cierre de Noticias 1, el cual a pesar de tener una gran audiencia y
aceptabilidad entre la ciudadanía y de emitirse un número menor de veces, con
respecto a los medios de comunicación hegemónicos, este noticiero fue sacado
sutilmente del aire a través del desfinanciamiento y la intimidación ejercida
por el gobierno de turno. De hecho, los allanamientos ilegales, contra el
equipo periodístico de medios de comunicación alternativos, son un claro
ejemplo que los conflictos se despliegan en diferentes ámbitos del orden
social, es decir no solamente en el campo militar, sino en el campo de la
comunicación, de los significados, de los símbolos, y la manera de contar la
historia o los sucesos que suceden en el país.
Los
intelectuales del oficialismo no pueden negar que el sentido común de la
ciudadanía ha cambiado y girado parcialmente gracias a la difusión de noticias
que medios de comunicación alternativos han desplegado para contar una historia
y una apreciación de la realidad política nacional diferente. Tampoco pueden
generalizar diciendo que los medios contrahegemónicos difunden únicamente
información falsa, que encubre la verdad y que es tendenciosa, de hecho, muchas
veces los que hacen esto son los medios que cuentan con la mayor capacidad
financiera y el cubrimiento más extenso.
Para la
comunicación social es importante presentar la información de manera amena,
clara, divertida, llamativa y a través de diferentes formatos, sin perder de
vista la veracidad y la rigurosidad de la información. El solo hecho de que el
cubrimiento del paro se enfoque y se enmarque en los daños materiales causados,
y no en las justas razones y motivos de la movilización, es una muestra del
sesgo informativos y del reducido y exclusivo sector social al que representan.
El paro nacional es resultado de una serie de medidas económicas y políticas
que desde hace tiempo han provocado peores condiciones y calidad de vida a la
población. Es evidente que el presidente gobierna para los empresarios, que el
PIB crece, a expensas de créditos financieros o del endeudamiento al que
inducen a gran parte de la población, por cierto, un crecimiento económico que
no es sostenible por la limitada capacidad de pago de las personas que
adquieren este tipo de deudas.
El despertar de
la ciudadanía es un hecho, y en eso consiste la democracia, en que sea el
pueblo que, de manera unida y autónoma, decida sobre su destino, aunque por la
manera de gobernar se evidencia que se subestima y se desprecian sus
necesidades. La ignorancia es funcional para manipular a gran parte de la población,
es decir a la gente o al pueblo se le teme si se organiza para exigir sus
derechos, al tiempo que supera el individualismo liberal, promovido desde el
sistema.
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